La ofensiva final lanzada por el Frente Farabundo Martí de Liberación obligó a la dictadura que gobernaba El Salvador a negociar sobre la forma que se gobernaba hasta ese momento. El acuerdo final firmado en Chapultepec el 16 de enero de 1992, obligó a cambios drásticos en las instituciones del Estado, fuerzas armadas, policía y formas de participación política. Recordamos este hecho como un triunfo del pueblo salvadoreño contra el imperialismo neoliberal.
El ejemplo de lucha y rebeldía del pueblo salvadoreño es aún para avanzar en la búsqueda de la paz, y la construcción soberana de su propio proyecto político, que exige también de l@s revolucionario@s de nuestra-américa avanzar en la unidad popular y de las fuerzas de resistencia y liberación continental, diferenciandonos radicalmente del enemigo histórico y de clase que busca confundir la rebelión de los pueblos con la traición, la humillación y el sometimiento de las naciones.
Estrategia oligárquica e imperial que es derrotable con la paz y la unidad de los pueblos.