Según la Doctrina Neoliberal el Estado reduce al mínimo sus responsabilidades, y se las pasa a las corporaciones y demás del sector privado. Sirviéndole a lxs empresarixs, y no al pueblo.
Nunca antes como en estos tiempos habíamos presenciado con tal magnitud la incapacidad del Estado para resolver las necesidades del pueblo, si bien los derechos han sido ganados durante la historia a través de diferentes huelgas y luchas sociales, vemos como en el Neoliberalismo estos han perdido su carácter de derechos para pasar a ser servicios prestados por los sectores privados, como por ejemplo los empresarios de la Salud, quienes han sabido enrriquecerse con los recursos públicos que el Estado destina para la salud, y que ellxs administran como se les de la gana. O lxs que se dedican a robar el dinero de quienes cotizan de su trabajo el serivicio de salud. Entonces la salud del pueblo paso a ser un negocio en el mercado.
La llegada del COVID-19 ha sacado a la luz lo que ellxs han tratado de ocultar, y es que al Neoliberalismo no le importa la vida digna, ni la salud de las personas. Por el contrario la política es «Sálvese quien pueda». Tesis neoliberal que lleva a la muerte, esto se evidencio con más fuerza desde que empezó el aislamiento obligatorio a razón de la pandemia, y el «por mi salud, por tu salud #QuedateEnCasa», ha sido una bonita campaña que los medios hegemónicos de comunicación han acompañado de imágenes embellecedoras y románticas de lo lindo que resulta quedarse en casa, compartir con la familia y hacer todo lo que antes no se podía hacer por estar afuera trabajando; como juegos, aprender otro idioma o hacer deliciosas recetas. Tipo de cuarentena Burguesa que solo aplica para el reducido numero de personas de clase media o alta, que cuentan con contratos laborales y estabilidad de ingresos. Ignorando el 47% de la población que vive de las diferentes economias del trabajo informal, o a las 70.000 personas que han perdido su trabajo durante el coronavirus.
Y como resulta muy jodido quedarse en casa aguantando hambre, lxs pobladorxs urbanos de diferentes ciudades del país han resuelto salir a las calles para exigirle al Estado y gobernaciones, soluciones reales y oportunas para poder guardar la cuarentena en casa.
Para lo cual las respuestas han sido una cantidad de decretos y resoluciones que en su mayoria no se ejecutan, además de la represión por parte de la policía y Esmad. Muestra de que las ciudades desbordan la incapacidad institucional del Gobierno y del Estado.
Realidad que a la èlite gobernante poco le importa, ya que en vez de priorizar recursos para atender la crisis, efectuó la compra de camionetas para el esquema de seguridad de Duque y su familia, quizás esos 9 mil millones de pesos, habrían ayudado a muchas familias con hambre que no han podido trabajar durante esta cuarentena.
Por otro lado, mientras continúan las protestas de las personas privadas de la libertad exigiendo medidas para su cuidado durante la emergencia del COVID. El sistema carcelario que se excede con 40 mil presos, saco recientemente un decreto (que de hecho tuvo muchas trabas) donde solo saldrían 4 mil, pañito de agua tibia que no soluciona el problema real de hacinamiento y salubridad.
En medio de lo imposible, indignante, y doloroso que resulta comprender como durante la emergencia del coronavirus, de todas las denuncias por violencia intrafamiliar que se han hecho durante lo que va del año 69% corresponden a esta cuarentena, o como el Ejercito facturo tapacobas a 45 mil pesos o Gobernantes «compraron» latas de atún a 20 mil.
La solidaridad de muchas personas y organizaciones sociales sale para alimentar y mantener viva la esperanza puesta sobre nuestra humanidad, y reafirma la necesidad de cambio que seguimos teniendo como pueblo Colombiano. Pues en definitiva las responsabilidades del Estado no deben ser ignoradas ni tampoco las pueden asumir por completo las organizaciones sociales, a menos que los sectores populares pasemos a ser poder y Gobierno, administrando los recursos del Estado. Pero para que este día llegue nos falta mejor organización y radicalizar mas todas las formas de lucha. Volver a Lenin para comprender que solo nuestras fuerzas sociales y políticas harán que el capitalismo caiga.
Ese Capitalismo que ha sabido mutar y resistir a la I y II Guerras Mundiales, y a la depresión económica del 29, pero la actual crisis de su proyecto Neoliberal debe ser un momento que nos permita revertir el campo en la correlación de fuerzas.
Como elenxs estamos llamadxs a acompañar todas las dignas y justas luchas que en el pueblo se estén gestando y transformando por estos tiempos. Pues sin duda el mundo no sera el mismo después de esta pandemia, pero eso depende de nosotrxs. Tenemos el reto de construir la sociedad que queremos, la Socialista. Esa sociedad donde todxs desde nuestra diversidad seremos reconocidxs, donde el patriarcado sera condenado para que ya no cobre la vida de mas mujeres o diferentes identidades sexuales, la sociedad que priorizara la armonía con la naturaleza y que no tendrá por lema «sálvese quien pueda», y la única vía al igual que antes y que siempre, solo será la de la lucha de clases.