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Iván Duque viaja a Washington éste miércoles 13 de febrero, citado por Trump, para informar de las misiones realizadas contra la República Bolivariana de Venezuela y sobre el desarrollo de la Guerra contra las drogas en territorio colombiano.

Analistas del conflicto interno colombiano, seguidores del ex presidente Uribe Vélez, como el Coronel (r) Jhon Marulanda, refiriéndose a las políticas bélicas anunciadas la semana pasada por Duque, afirma que: “Es una política que recoge lo mejor de la Seguridad Democrática, la actualiza con algunos conceptos del Gobierno de Juan Manuel Santos y la pone a tono alineado con Estados Unidos”.

La coalición de Gobierno que conduce el expresidente Álvaro Uribe, ha convertido a Colombia en punta de lanza de los planes golpistas e intervencionistas de Trump contra Venezuela; precipitando a la nación colombiana a una aventura militarista contra un pueblo hermano. No puede caer en el olvido, la reciente amenaza del Asesor de guerra de Trump, Jhon Bolton, de aumentar “5.000 soldados para Colombia”.

El Gobierno de Uribe y Duque por acatar los dictámenes de Trump, está violentando los preceptos que rigen las relaciones internacionales,  está violando la soberanía de la nación venezolana, está rompiendo con el principio de la no intervención en los problemas internos de otro país.

Pero además, el régimen de Uribe 3.0 está desconociendo los compromisos hechos en la Comunidad de Estados de América Latina y el Caribe (CELAC) en 2014, para hacer del continente “una Zona de Paz”; y a la vez, con sus políticas de guerra, cumplen con su viejo anhelo de “hacer trizas la paz”, al negarse a dotar recursos y asfixiar la implementación de los Acuerdos de Paz, y cerrar la vía a una solución política del conflicto interno.

Acaso, ¿Le importa a Trump que Colombia, sin haber salido de 70 años de guerra interna, se hunda en otra guerra contra una nación hermana?

Duque todavía cree que el Padre Fundador de Colombia nació en los Estados Unidos; pero debe saber que bajo la espada del Libertador Simón Bolívar –nacido en Caracas-, lograron la independencia Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela; quienes lucharon unidas contra el imperio español, hasta expulsarlo de América del Sur. Esta es la lección aprendida de nuestros pueblos, frente a los imperios.

¿Quién pagará las consecuencias de una guerra impuesta por Trump? Los pueblos de Colombia y Venezuela, los hombres y mujeres humildes principalmente. A ellos no solamente les destruirán sus bienes y el más preciado de ellos, como es la vida, también les dispersarán sus familias; así tuercen el rumbo de su destino, destruyen su cultura y truncan su futuro. Todo por la codicia del petróleo.

Ni las clases altas de los EEUU, ni la oligarquía colombiana, pondrán los muertos, ni vivirán las desgracias de la conflagración. Al contrario, cosecharán riquezas a costo de la sangre humilde; siempre ha ocurrido así  en las guerras imperialistas. Una guerra contra Venezuela, sacrificará miles o millones de vidas del pueblo venezolano, pero también miles de vidas  humildes de colombianos.

La aventura de la intervención en Venezuela, pone al continente como escenario militar de una conflagración global entre los intereses de los EEUU, de Rusia y de China especialmente. Arriesgan a convertir el territorio de Colombia y Venezuela en zona de disputa militar entre potencias mundiales, similar a lo que ya ha acontecido en otros continentes, especialmente en el Medio Oriente.

Escenario de guerra que sería letal para el futuro del continente, secundado con gran irresponsabilidad  por el régimen de Uribe 3.0. En toda guerra se puede saber cómo comienza, pero no cómo, ni a qué precio,  ni cuándo termina.

El Ejército de Liberación Nacional, llama a los colombianos y a los pueblos del mundo, a manifestarse y movilizarse, para impedir esta nueva aventura belicista de los imperialistas. Clamamos por una gran movilización mundial por el respeto a la vida, por el  derecho de los pueblos a resolver soberanamente sus asuntos internos, por el derecho de Venezuela a su autodeterminación, por el diálogo entre su Gobierno y la oposición, por la paz del continente y del mundo.


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