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Por Colectivo Andrea. Antorcha Estereo

Venezuela resiste heroicamente en defensa de su soberanía, de sus recursos energéticos y de la vida digna. El 2017 fue el año en el que venezolanos y venezolanas sufrieron los ataques más violentos y sistemáticos por parte de Estados Unidos, la unión europea, algunos países latinoamericanos y transnacionales de la comunicación, que siguiendo las órdenes de Washington desataron una guerra contra el pueblo venezolano, buscando hacerse por la fuerza de sus riquezas energéticas y derrocar a su presidente legítimo Nicolás Maduro.

Han desatado sobre el pueblo venezolano una guerra económica compuesta de medidas arbitrarias y unilaterales orientadas al bloqueo económico, dando como resultado: desabastecimiento, alta inflación inducida y especulación de precios, el dólar today y el dólar Cúcuta.

De la misma manera EE.UU. ha tendido un cerco militar, se sabe que el comando sur está preparando personal de la fuerza aérea en Panamá sin otro propósito que el de atacar a Venezuela. Mientras, la ofensiva diplomática y mediática se sostiene por todo el mundo.

También aplica una guerra sicológica y comunicacional en la que transnacionales de la desinformación instalan matrices de opinión con imágenes escogidas de mujeres y niños cruzando hacia a nuestra ciudad por el puente internacional Simón Bolívar, como si estuvieran llegando a la tierra prometida. La realidad es contraria: tanto ciudadanos cucuteños, como inmigrantes venezolanos, no alcanzan a abastecerse si quiera de productos de primera necesidad. Sus beneficios caen en manos de las mafias de narcos, grandes contrabandistas y paramilitares que delinquen impunemente. Ni que decir de la nueva mano de obra esclava venezolana a la que se hace la oligarquía colombiana… El que gana en esta guerra es el capital, no el trabajador.

La apuesta de estos medios es mostrar a una Venezuela vulnerable, lista para aplicarle la Carta Democrática Interamericana, plan intervencionista de los países imperiales, que de aplicarse dejaría a los pobladores de Cúcuta, Villa del Rosario el Catatumbo, Arauca, Casanare, Boyacá y la guajira en medio del fuego. La derecha internacional arremete con señalamientos de juzgar por crímenes de lesa humanidad al presidente legítimo de Venezuela, Nicolás Maduro. Lo que nos hace recordar que semejantes argumentos dieron origen al genocidio en Ruanda (abril de 1994), la “crisis humanitaria” de Libia fue declarada por la ONU en febrero de 2011, hoy un país hundido en la guerra civil.

Se intenta crear un escenario de crisis humanitaria sobre el espacio fronterizo venezolano como pretexto para una intervención contra Venezuela en todos los órdenes. También se habla de corredor humanitario con la acentuación de matrices comunicacionales frente a la inmigración de venezolanos (as) a territorio colombiano, específicamente en Cúcuta.

Al respecto, el experto independiente de la Organización de Naciones Unidas (ONU) sobre la promoción de un orden internacional democrático y equitativo, Alfred de Zayas, expresó a finales del año pasado que: “no me gustan las exageraciones, crisis humanitarias existen en muchos países de África, del medio oriente, en Venezuela hay escasez, pero hay que saber las causas de estos problemas, hasta qué punto es la culpa del gobierno, hasta qué punto es el resultado de una guerra económica que viene del exterior, de sanciones, de la caída de precio del petróleo, de la inflación, del contrabando (hacia Colombia)” y no ha dudado en calificar todos estos ataques a Venezuela como un crimen de lesa humanidad perpetrada desde los centros del poder imperial.

Para nadie es un secreto que la oligarquía colombiana en cabeza del presidente Juan Manuel Santos le ha declarado la guerra a la hermana república bolivariana, calificando a Venezuela como su “peor pesadilla”.

En espera de 3 millones de “refugiados venezolanos” que nunca llegaron, el gobierno colombiano creó el Permiso Especial Permanente, Tarjeta Fronteriza y “albergues”. Los ejemplos de tales medidas en países como Haití, Guatemala o Africa, aplicando la supuesta “ayuda humanitaria” dejan como resultado que el problema de hambre y miseria no ha logrado resolverse.

Con esta estrategia de guerra no sólo se impacta el pueblo venezolano, sino que se implica a la población colombiana, especialmente a nuestra querida Cúcuta, que hoy se ahoga en una profunda crisis social y humanitaria evidenciada en altas y ascendentes cifras en violencia, inseguridad, contrabando, desempleo, informalidad, pobreza, indigencia, entre otras.

El ministro de defensa Luis Carlos Villegas atiza el fuego de la guerra al manifestar oficialmente su preocupación porque según el, en territorio de ese país nuestra organización el ELN está planeando ataques que ejecuta aquí en Colombia. Lo que creemos es que se trata de otra falacia para fabricar un falso positivo, para generar una intervención militar desde Colombia

La oligarquía colombiana en cabeza de Santos promueve la xenofobia, al sobredimensionar la migración venezolana en nuestro territorio cucuteño y nacional. “Los monstruos del castro chavismo y del venezolano mismo que pueden estar devorando a nuestro país, hoy son catalogados como el enemigo interno y amenaza extranjera”.

Lo que no se menciona es que el 76% de las personas que ingresan por la frontera con Venezuela y se quedan en Colombia son colombianos, según un estudio elaborado por la organización internacional para las migraciones, la cancillería y la gobernación de Norte de Santander. En lugar de exacerbar la xenofobia, la canciller Holguín debería estar velar por esos más de 5 millones de colombianos y colombianas que llegaron al país hermano huyendo del terrorismo de Estado y paramilitares en décadas pasadas y que aún no se les brinda condiciones para regresar.

Cínicamente, el gobierno de Santos y su godarria se llenan la boca pidiendo intervención en Venezuela dada la crisis humanitaria. Mientras da la espalda a la crítica situación colombiana provocada por el modelo de despojo y muerte al pueblo; volviendo a las cifras vemos que: Colombia tiene una triste realidad en su promedio histórico, de 4 niños y niñas que mueren semanalmente por hambre, solamente entre los meses de enero a mayo del año pasado murieron de hambre 75 niños y niñas.

No cesan los asesinatos sistemáticos a líderes y lideresas sociales a manos de las FFAA y paramilitares. En este sentido, según cifras oficiales, la Fiscalía reveló que entre 2017 y en lo corrido de 2018 han sido asesinados 101 líderes sociales en todo el territorio. A la crítica situación hay que incluir los ataques a la prensa, según la Federación para la Libertad de Prensa (FLIP) en Colombia se registraron 310 ataques a la libertad de prensa durante el 2017. Por último, recordemos que Colombia tiene el primer puesto según la Agencia de Naciones Unidas para Refugiados (ANUC-UR) en desplazamiento interno.

¿Acaso nuestra relidad no es una real crisis humanitaria? Que a pesar de que en el país se firmó un acuerdo de paz, en vez de paz nos llega la muerte. La realidad lo supera y Santos prefiere atender la supuesta crisis humanitaria venezolana.

Santos no está interesado por la situación difícil que vive el pueblo venezolano mucho menos por la crisis humanitaria colombiana. Su interés es acatar las órdenes del imperio, acatar las exigencias de Mike Pence -en agosto pasado- y reiteradas por Rex Tillerson en su paso por Colombia y países de derecha latinoamericana; atacar a Venezuela sembrando miedo y zozobra, dando respuesta desproporcionadas para hacer ver a Venezuela como un país inviable y como amenaza para los colombianos, buscando así la justificación de una intervención norteamericana.

Los nuevos anuncios de Santos para la frontera nada tienen que ver con la crisis humanitaria y social que viven los cucuteños y cucuteñas, menos on los venezolanos; nuevas resoluciones para la frontera que afectan el tránsito histórico de las gentes de fronteras, una respuesta desproporcionada de 3000 mil nuevos militares en zonas fronterizas, construcción de un centro para atender 2000 migrantes, medidas que sólo son para distraer la atención, aumentar la tensión y dar paso a hacerse a millones de dólares que los gringos antes destinaban al plan Colombia.

¿Venezuela es una carga para Colombia y países de la región?

Los índices de migración indican que por cada 1000 habitantes venezolanos, durante los años 2000 al 2017 es inferior a las cifras de migración de Perú, Colombia y México, es cierto que entre el 2016 y 2017 la cifra aumentó, sin embargo, no se puede desconocer que el 34% de la población venezolana es descendiente de migrantes que llegaron a Venezuela (en EE.UU el porcentaje llega al 50), ahí están incluidas muchas personas que tienen doble ciudadanía.

Según la OIM (Organización Internacional para las Migraciones, sistema ONU) Venezuela presenta actualmente un retorno de ciudadanos, que habían regresado a Colombia de 100 mil hijos de colombianos, todavía esta cifra no es alarmante si se considera que en Venezuela nacieron 1.500.000

Muchos hijos de colombianos en Venezuela con su pasaporte venezolano continúan su viaje hacia Perú, Chile o Argentina o cualquier otro país que le brinden mejores condiciones de vida. Colombia no es un país para migrantes.

Es por eso, que Colombia tiene de los 50 millones de habitantes, 200 mil inmigrantes, los venezolanos que migran representan el 0,2% de la población colombiana y los residentes, quienes tienen visa de residencia son el 0,01%, no alcanzan las 10.000 personas.

Por otro lado, las remesas enviadas desde Venezuela a Colombia, cuantificadas en salario mínimo colombiano son en promedio 2 millones de salarios mínimos desde 1970 hasta el año 2013, cifras contrastadas con las del Banco Mundial y Banco El Central de Venezuela. En los años 90 llegaron hasta los 8 millones de salarios mínimos. Es decir, que nuestro país hubiera podido haber creado aproximadamente 250 mil empleos anuales con estas remesas recibidas.

Las remesas en dólares corrientes que llegaron del hermano país a Colombia desde 1970 hasta el 2013 equivalen a 15 mil millones de dólares. Sí esos dólares los llevamos al valor de hoy (dólares constantes) representaría 84 mil millones de dólares.

Ahora, en Perú por ejemplo, hay de 15 a 20 mil venezolanos de los cuales el 30% son hijos de peruanos (Perú tiene 30 millones de habitantes), en Venezuela hay alrededor de 150 mil peruanos y otros 100 mil hijos de peruanos, vale la pena cuestionar ¿quién es carga para quién? Es un contrasentido decir que Venezuela es una carga cuando en Colombia sólo vive el 0.2% de la población y en Venezuela hay 5 millones 600 mil colombianos, lo anormal es que Colombia tenga 5, 6 millones de colombianos en Venezuela.

Así la fabricada idea que se ha mostrado, de la hermana nación como carga para la economía ineficiente colombiana y países vecinos se desvirtúa completamente.

El gobierno venezolano y su pueblo privilegiados en poseer no sólo recursos minerales, sino naturales, ubicación geográfica y la potencialidad de sus gentes, en sus propuestas integracionistas de UNASUR, CELAC, ALBA, Petrocaribe, MERCOSUR, la Cooperación Sur-Sur; la contribución con África, los países árabes y asiáticos, ha validado un nuevo concepto de la geopolítica, basada, en la solidaridad, la descolonización, el protagonismo de los pueblos, en un sentido de multipolaridad, de paz y en defensa del planeta y es allí donde Venezuela ha marcado el camino en medio de tremendas dificultades que atraviesan los países de la región, en un pulso que libra con los países imperiales por oponerse a sus negocios a costa de miseria de los pueblos.

Es así como, una agresión contra Venezuela está en marcha y detrás de estas ofensivas del imperio están también en lista la de cualquier país y la paz regional, se trata de una guerra que sólo beneficia a las elites oligárquicas imperiales y que deja a los pueblos la alternativa de rechazo rotundo. Toda la hermandad y la solidaridad para con nuestros hermanos de la república bolivariana y nuestra americana.

Referencias:
Programa La Hojilla, Radio Nacional de Venezuela
Página www.misionverdad.com
Radio Insurgente Antorcha Estéreo del Frente Urbano Carlos German Velasco Villamizar


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