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Por  Alejandra Gaitán

“No tenemos otra alternativa que soñar, seguir soñando, y soñar,
además con la esperanza de que ese mundo mejor tiene que ser realidad,
y será realidad si luchamos por él (…)
Es que luchar por la utopía es, en parte construirla.”
Cte. Fidel Castro.

Las ciudades no son territorios carentes de ideología, por el contrario, son la expresión de la relación de la humanidad con su entorno y con el modo de producción en el que surge. Evidencia de esto es el desarrollo de la arquitectura urbana en los países socialistas de Europa y Asia del siglo pasado.

No en vano la “reconstrucción” y renovación urbana de estos luego de la caída del muro, ha borrado, devaluado e incluso criticado los cimientos definidos en los gobiernos socialistas, trazando sobre el espacio el más crudo discurso neoliberal.

Entonces soñar hoy con el socialismo significa que: 1. Es posible/necesario pensar una ciudad socialista, 2. La construcción de una propuesta urbana alternativa, requiere retomar los desarrollos socialistas del siglo pasado y ponerlos en juego con los retos que tiene hoy una ciudad alternativa.

Soñar con ciudades socialistas obligó a pensar en la necesidad es extrapolar la creatividad humana en busca de su ideal. Esto significó la puesta en marcha de múltiples y novedosos sistemas urbanos y el alejamiento de los paradigmas urbanísticos occidentales existentes, marcando y posicionando nuevas premisas.

Mucho queda entonces por aprender del urbanismo socialista: La mezcla de usos de suelo, la importancia de los espacios colectivos para el ocio, la eliminación de la segregación espacial, la descentralización territorial (estructura urbana polinuclear) o el desarrollo de equipamentos y servicios colectivos accesibles a la clase trabajadora y la diversificación de materia prima, son apenas algunas experiencias sobre las que se innovó.

El plan Director de Moscú (1935) desarrolló un “esquema espacial, que da prioridad a los espacios o elementos públicos y potencia el papel de la ciudad histórica, impone desde luego una planificación racional de las vías urbanas y del sistema de transporte, para articular las distintas piezas garantizando la homogeneidad en las condiciones de vida.”*

Un ejemplo importante en esta vía es el desarrollo de las unidades funcionales del proyecto urbano socialista conocido como Microdistrito, con un fuerte componente ideológico leninista que buscaba “aproximar la calidad del espacio en los entornos urbano y rural, entender a la ciudad como parte de la planificación territorial y eliminar la incidencia clasista en la organización de los usos urbanos”.**

El diseño de los microdistritos implicaba el cumplimiento de parámetros estrictos como la construcción de centros de servicios como guarderías, mercados, centros de salud, centros culturales, plaza pública y el desarrollo de relaciones en red con los microdistritos cercanos, promoviendo la vida comunitaria.

Otro elemento significativamente distinto al desarrollo urbano capitalista es el papel que jugaron las organizaciones de masas y populares en el desarrollo de la infraestructura urbana y de vivienda, donde son protagónicos en dos sentidos: El Estado cedió a las cooperativas parte de la construcción habitacional (hasta un 40%), y el trabajo de mejoramiento urbano cayó en gran media en manos del trabajo social ejecutado por colectivos obreros, universitarios o escolares, en los llamados domingos rojos.

La apuesta y responsabilidad de la ciudad insurgente en América Latina hoy, implica rescatar, conocer y estudiar con profundidad estos y otros aportes valiosos del desarrollo urbano socialista, reconociendo sus limitaciones y el contexto histórico de su desarrollo.

Implica también reconocer el caos y la poca planificación en la que crecen las ciudades de nuestro continente, donde el caso Colombiano es muestra de ello. Una planificación que, además de parcial y elitista, está evidentemente marcada por el desarrollo de un capitalismo dependiente del capital extranjero, priorizando el mercado y el beneficio para las grandes multinacionales de la construcción. Una planificación que ha desconocido totalmente la organización misma del territorio en su dimensión ambiental y cultural.

Sin duda la experiencia urbanística de la URSS, y expresiones en nuestra América como Cuba y ahora Venezuela, nos dan la esperanza del sueño socialista, un sueño que requiere luchar como insurgencia urbana.

*Tome, Sergio. La ciudad socialista y la ciudad sostenible.
**Mikrorayon, la unidad funcional de la cudad socialista. (Tomado de Ciudad socialista.org)


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