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El próximo 16 de Mayo, pese a los constantes asesinatos a líderes sociales, arremetidas contra el movimiento social y popular Colombiano, retomaremos la segunda ronda de conversaciones con el Gobierno Nacional

Esta semana, en Quito, iniciamos el segundo ciclo de conversaciones de paz, con el gobierno de Santos; en donde seguiremos desarrollando la Agenda pactada el 30 de marzo de 2016. Al día siguiente, el jefe de la Delegación del gobierno, en rueda de prensa, manifestó que en la guerra del régimen con la insurgencia, ellos “van ganando”; con lo que explicó el propósito pacificador, que pretende imponer la élite dominante, a los actuales diálogos.

En contraposición hemos sostenido que la paz para que sea seria y duradera, debe basarse en un nuevo consenso nacional, por la justicia social y la verdad; como núcleo principal de una solución política del conflicto. Por esto, hacemos énfasis en lo pactado en la Agenda, para reiterar que la paz va más allá de la pacificación y del silencio de los fusiles insurgentes.

Acordamos que el desarrollo de la Agenda tiene “el fin de suscribir un Acuerdo Final para terminar el conflicto armado y acordar transformaciones en búsqueda de una Colombia en paz y equidad… erradicar la violencia de la política; ubicando en el centro el tratamiento a la situación de las víctimas; y avanzar hacia la reconciliación nacional mediante la activa participación de la sociedad en la construcción de la paz estable y duradera”.

Durante los dos meses del primer ciclo de esta fase pública de conversaciones, toda la artillería del régimen ha estado concentrada en tratar de imponer su modelo de pacificación; por medio de presiones para que estas conversaciones se rematen antes de terminar el gobierno de Santos, para que asumamos los acuerdos hechos en la mesa de La Habana, para imponernos exigencias unilaterales y para que aceptemos versiones amañadas de la legislación internacional de los conflictos.

De nuestra parte, proponemos crear un clima de paz, que acompañe estas conversaciones, el cual debe ser resultado de  esfuerzos y acuerdos bilaterales, producto de aproximaciones que hagamos ambas Partes, en las que dejamos atrás las posiciones originales de cada uno.

Los avances realizados durante el primer ciclo, sobre preparativos para la participación de la sociedad en el proceso de paz y sobre futuros acuerdos de alivio humanitario, son sepultados por la avalancha de persecución política que sostiene el régimen, por medio del asesinato de líderes sociales, el ambiente de terror contra las organizaciones sociales, por medio de amenazas, atentados, destierro y redadas masivas de líderes a quienes se les acusa de ser “auxiliadores de la subversión”.

En momentos en que las Farc dejan las armas, el régimen aprovecha para multiplicar sus operaciones paramilitares en toda Colombia, en una disputa territorial en que asigna a los escuadrones paramilitares amplias regiones, en las que no hacen presencia la Fuerzas Militares estatales o si hacen presencia, coordinan con ellos, en vez de confrontarlos. Esta ofensiva contrarrevolucionaria es el principal mecanismo, para ejecutar el genocidio político en curso, similar al que perpetraron contra Unión Patriótica hace tres décadas.

Desde numerosas regiones agredidas por esta ofensiva contra, nos llaman para que colaboremos en organizar la seguridad, protección y defensa de las comunidades; así no podamos concurrir a todas, vamos a esforzarnos por ayudar en todas las partes que nos sea posible, para aportar a neutralizar esta nueva fase de genocidio.

Nos preocupan los llamados a la guerra, que hace el presidente de los Estados Unidos y rechazamos el viraje dado por el gobierno de Santos, para alinearse con  los planes bélicos imperialistas. No son muestra de voluntad de paz, afiliar a Colombia a la máquina de guerra de la OTAN, tampoco lo es, tomar partido por la extrema derecha violenta venezolana, que atiza el conflicto interno en ese país hermano.

En medio de los llamados a la guerra en el continente y de la ofensiva contrarrevolucionaria conducida por la élite gobernante colombiana, vamos a persistir en buscar una solución política al conflicto y por tanto, nuestra Delegación de diálogo asistirá puntualmente a este segundo ciclo de conversaciones, para avanzar con rigurosidad y celeridad en los acuerdos, que están previstos en la Agenda de diálogo.


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