El fin de la doctrina de guerra perpetua
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Editorial Revista Insurrección Nº 858

Comando Central (COCE)

El Presidente Petro ha recordado que el pueblo ordenó cambiar la Guerra perpetua por la construcción de una nación en paz y equidad, cambio de doctrina que los lleva a dejar de considerar como Enemigo Interno a los colombianos que se oponen al sistema depredador imperante.

El nuevo Gobierno sostiene que la soberanía nacional está amenazada desde el exterior por mafias transnacionales a lo que habría que agregar como amenaza, alianzas belicosas como la Otan que dejaron de ser defensivas para convertirse en brazo ejecutor de la Guerra eterna del imperialismo norteamericano, la cual usa el territorio nacional y a tropas colombianas en sus planes, que son opuestos a ‘convertir a América Latina y el Caribe en una Zona de Paz’ como lo busca la Celac.

En las reuniones de la semana pasada con la segunda delegación del Gobierno de Estados Unidos (EEUU), Petro les pidió cambiar su fracasada Guerra contra las drogas, ejecutada hasta hoy por el siniestro Plan Colombia y con la DEA experta en emtrampamientos contra el Proceso de Paz, y en reproducir Carteles de drogas y mafias de todo pelambre, planes en que los objetivos antidrogas son un cascarón que encubre la contrainsurgencia como fin predominante.

Son un avance las medidas soberanas que adopta el nuevo Gobierno frente a la Extradición, el cese de la erradicación forzada de la coca y del uso del Glifosato, y la posible regularización del cultivo y comercio de productos derivados de la coca y la marihuana, pero mientras los países consumidores como EEUU mantengan la penalización del consumo pulularán las mafias, pues de la prohibición es que nace la alta rentabilidad del tráfico de drogas.

Dice el Gobierno que la vieja Doctrina de seguridad va a ser reemplazada por otra en que haya unión de las Fuerzas Armadas con el pueblo, donde no se criminalice al campesino sino que se le apoye y en la que los adictos sean considerados enfermos y no delincuentes, queda un gran obstáculo por superar que es convencer a los banqueros que se lucran con el lavado del narcodinero, para que dejen de impulsar la Guerra contra las drogas.

La unión hace la fuerza, desde América Latina pueden nacer propuestas alternativas que presionen a los países consumidores a desarrollar una política antidrogas no basada en la prohibición, la represión y la Guerra.


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