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Editorial Revista Insurrección Nº 849

Comando Central (COCE)

El 7 de agosto iniciará el Gobierno del Pacto Histórico, Gustavo Petro será el jefe de un Estado degradado en un régimen mafioso, fuerte contrapeso a los cambios que exigen las mayorías, que demandan un Gran Diálogo Nacional, inclusión social y soberanía para proyectar la paz.

La victoria electoral del 19 de junio es un paso histórico de los sectores populares para abrir el camino hacia los cambios, este paso de presencia en el Gobierno ha costado sangre de jóvenes, líderes y comunidades, la mayoría de votos son conscientes y producto de un largo proceso de acumulación política y cultural de las mayorías estigmatizadas, excluidas y violentadas, es el trabajo de miles de activistas que llevan la voz para hacerse escuchar, también es producto de la conciencia ganada en miles de protestas, paros , sobre todo de las grandes manifestaciones de 2019 y 2021.

La cultura de la vida, la solidaridad y la democracia participativa avanza en amplias zonas del país en lucha contra las políticas violentas y excluyentes de la cultura dominante, la del dinero fácil, el miedo, el odio y la muerte.

La Constitución de 1991 consagró derechos como la democracia participativa y abrió la puerta para establecer derechos étnicos, a su vez dejó abierta la puerta para la feroz violencia económica contra la nación, y la violencia social, política, judicial y física ejecutada contra los trabajadores y las mayorías empobrecidas que hoy padecen el Genocidio.

Posteriores leyes y juridicidades de las Cortes deterioraron derechos entre ellos los del campesinado, el de asociación, la salud, la educación, la protesta, entre otros; los Gobiernos y las instituciones impusieron la globalización capitalista neoliberal ‘a sangre y fuego’ causando destierro y despojo, por eso ha sido vital mantener la lucha armada revolucionaria para resistir al saqueo y la violencia estatal.

El propósito de hacer el Gran Diálogo Nacional que parta desde las regiones y cuyas decisiones sean vinculantes para un Acuerdo Nacional de cambios para la paz de Colombia, es un gran reto para todos los colombianos y colombianas que queramos proyectar la paz con transformaciones; el reto también planteado a las élites quienes tienen el deber de resarcir daños y disponerse a contribuir y no obstruir la democratización del país.

El Gran Diálogo Nacional además de contribuir a determinar los cambios necesarios para la paz, también deberá fortalecer las políticas soberanas para renegociar los TLC, la Deuda Externa, los Acuerdos y Designaciones de seguridad Internacional que apartan a Colombia de una Latinoamérica y Caribe definida como Región de paz. El ELN se apresta a trabajar en todas las dinámicas y mecanismos que agilicen y posibiliten reanudar las conversaciones con el Gobierno del Presidente Gustavo Petro, con el propósito y la esperanza de seguir contribuyendo a edificar una Nueva Colombia.

Revista completa: https://eln-voces.net/insurreccion-849/


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