Las ciudades se plagan de feminicidios
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Por: Antonia Montoya Henao

«No se va a caer, lo vamos a tumbar, no sólo al patriarcado sino también al capital»

De enero a octubre del 2023 perpetraron 443 feminicidios en Colombia; los departamentos con mayor registro son Antioquia con 77, Bogotá con 49, Valle del Cauca con 47 y el Cauca con 32 [1].

De acuerdo al Observatorio Feminicidios Colombia se ha buscado profundizar en la definición de la categoría de feminicidio reconociendo que los datos, las cifras, las estadísticas, sin una comprensión de la cotidianidad y la realidad no son suficientes, es por ello que dicho Observatorio, desde el 2015, propuso la categoría de análisis: violencia neoliberal feminicida, que aún es vigente, puesto que en un país como Colombia, no es posible analizar la violencia contra las mujeres sin dar cuenta de la forma en que el modelo económico actual ubica a las mujeres en precarias condiciones económicas [2].

Encubrimiento

El feminicidio es una realidad. No se trata de un simple homicidio, mucho menos de violencia intrafamiliar. Reducirlo pasa por la des-información que en los medios hegemónicos se sigue reproduciendo, y en últimas, no hace más que legitimar este flagelo. El 8 de diciembre fue hallado el cuerpo desmembrado de una joven de 15 años en un taller automotriz en San Judas, un barrio popular de Cali. Michel Dayana era su nombre, fue asesinada por Harold Andrés Echeverry, un hombre de 40 años que trabajaba como celador en este lugar, con antecedentes por violación.

Medios de comunicación como RCN, Caracol, Telepacífico Noticias, Radio Reloj y otros emitieron la noticia vía X mencionando el hecho como un homicidio. No es novedoso que esto suceda, como lo hizo también la Alcaldía de Santiago de Cali que, a través de la Secretaría de Seguridad y Justicia en conjunto de la Policía Metropolitana ofrecieran 100 millones de recompensa para atrapar al feminicida. Una vez más queda desmantelado el contubernio de los poderosos, porque no siendo suficiente el desconocimiento del feminicidio como un hecho real, que persigue cuerpos feminizados en los campos y ciudades, el Estado no hace mucho por dignificar y honrar la pérdida de las niñas y mujeres.

No ha sido suficiente el manto jurídico que da la ley 1761 de 2015 ni la 1257 de 2008 para garantizar la vida digna y libre de violencias hacia las mujeres. Los medios de comunicación viralizan los asesinatos de las niñas, las mujeres y cuerpos feminizados bajo el manto de narrativas que infantilizan, romantizan y hacen del periodismo un ridículo amarillista que matiza los feminicidios como producto de enfermedades mentales de los machos feminicidas.

Otra narrativa

Por el contrario de esas narrativas, los feminismos populares, antirracistas, anticapitalistas y rebeldes afirmamos la importancia de reivindicar el término «feminicidio» como categoría política que, permite comprender desde la perspectiva de género, raza y clase, el asesinato a mujeres, niñas, adolescentes y cuerpos feminizados de nuestros sectores populares, quienes viven día a día la desigualdad.

Tras las irreparables pérdidas, desapariciones y feminicidas nos queda el deber de cuestionarnos y formarnos sobre las responsabilidades colectivas frente al cuidado de la vida en nuestros territorios, como también, liberar de los cuerpos feminizados y de las infancias todo acto de violencia. Como sujetxs que luchamos por un país para la vida en dignidad, requerimos construir estrategias para la prevención y eliminación de la violencia feminicida; estrategias de cuidado colectivo y seguridad que nos permitan hacerle frente a un sistema que es patriarcal y machista.

Como Elenas invitamos a las mujeres de todo el territorio colombiano a construir redes de solidaridad, denuncia y propuesta.

Será un imperativo para hacer la revolución el acto de cuestionar el orden patriarcal, colonial, capitalista, racista, adultocentrista, machista en nuestra cotidianidad, y esto implica cuestionar y erradicar prácticas de acoso, constreñimiento, silencio y complicidad. Se trata de reparar y construir lo que sea necesario para garantizar el buen vivir de todxs; porque la revolución será feminista o no será.

¡Vivas y libres nos queremos!

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[1] Red Feminista Antimilitarista, boletín Vivas nos Queremos.

[2] observatoriofeminicidioscolombia.org


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