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Por Daniel Solano
Frente Urbano Luis Fernando Giraldo Builes

Es claro que la elección de presidente de la República para el período 2018–2022 es de singular importancia en vista del momento histórico y político que viven Colombia y América Latina, como actores de relevancia en el ámbito de las llamadas economías de enclave, adscritas al modelo de acumulación capitalista signado por la globalización y el neoliberalismo, y en el que cumplen específicos roles atribuidos a los países inscritos en la esfera del capitalismo periférico -esto es, el que se estructura a partir de la dependencia o la imposición, caso ejemplar de América Latina; en términos generales, comprende los países en vía de desarrollo y/o llamados del tercer mundo-. En ese orden de cosas, -y en consonancia con la premisa de la estructural correlación entre economía y política-, los procesos eleccionarios de tipo presidencial a desarrollarse en 2018 en Costa Rica, Colombia, México, Brasil y Paraguay contaran con los lineamientos del Establecimiento capitalista hemisférico en la perspectiva de encuadrar sus gobiernos en lo que las corrientes críticas de la Ciencia Política y la Sociología Política de América Latina caracterizan como Nueva Derecha1. Es de precisar que en la República Bolivariana de Venezuela se llevará a efecto una elección presidencial este año, pero esa coyuntura electoral se sustrae a los aludidos lineamientos por el ejercicio de la Soberanía Nacional en el proceso económico, social y político que se desarrolla en ese país.

Ahora bien, focalizado en Colombia el referido proceso eleccionario, es de pertinencia abordar -así sea tangencialmente- algunos elementos contextuales en materia del sistema político-electoral instituido. En tal sentido, es de resaltar que el funcionamiento y los cambios operados en el sistema de partidos políticos requieren especial atención en virtud de su importancia en el proceso de canalizar y dar respuesta efectiva a las necesidades de la sociedad en el marco de la democracia liberal. En ese orden de ideas, no menor importancia comporta el sistema electoral como garante operativo del ejercicio de los derechos políticos de elegir y ser elegido sin distingo de orientación política, credo religioso, raza o género.

En rigor, debe admitirse que el sistema político-electoral colombiano adolece de serios problemas estructurales desde hace décadas, lo cual exige soluciones hoy, más aún dado el actual contexto de crisis de legitimidad y de representación política de las instituciones demoliberales a nivel mundial. “Existe un ambiente de profunda desconfianza y pérdida de credibilidad de los ciudadanos con respecto a los partidos políticos, a los dirigentes y a los candidatos a cargos de elección popular, lo cual ha agravado los elementos de crisis del sistema de partidos, que como un círculo vicioso se ha visto reflejada y se expresa en el debilitamiento o la disminución de la importancia pública de la representación política”2. Al respecto se mencionan como causas de tal crisis -entre otras-, “la debilidad, atomización, dispersión y fragmentación de los partidos y la excesiva personalización e individualización de la política”3.

De manera análoga, los cuestionamientos al sistema electoral se fundan en aspectos de no menor calado: “A pesar de las múltiples reformas políticas y electorales que se han aprobado en los últimos años en Colombia, debe señalarse que, en ninguna de ellas se realizó una revisión integral del diseño institucional de las autoridades electorales y sus funciones, lo que ha provocado distorsiones en el funcionamiento coherente del sistema electoral y por ende de los mecanismos de fortalecimiento y control de las organizaciones políticas. Se generan soluciones parciales sobre asuntos específicos que no necesariamente son armónicas con el diseño institucional vigente”4. Tal observación crítica está a tono con la importancia nodal atribuida a la función electoral: “La función electoral es de reconocida y vital importancia en todas las democracias del mundo, máxime, si se tiene en cuenta que el acto electoral contiene la voluntad de elegir a alguien, y, como efecto jurídico, produce la consecuencia de legitimarlo y revestirlo del poder que requiere para desempeñar sus funciones”5.

En concordancia con lo anterior, es de señalar que el Establecimiento colombiano -entendido como el conjunto de clases y sectores de clase que detentan el poder económico, social y político en el país-, se ha caracterizado en el decurso del último sesquicentenario republicano por una carencia absoluta de voluntad política para implementar las transformaciones estructurales que garanticen la construcción de un Proyecto Nacional Estratégico en el que sean protagonistas las clases y sectores de clase excluidas y/o excluidos desde siempre. “Las élites han secuestrado al Estado a través de sus relaciones familiares, o a través de sus relaciones contractuales, asociadas con otros grupos (…) Existe una adecuación institucional y legal, no en función del país o de las mayorías; sino en función de ellos mismos, los que controlan el poder”, afirma David Racero, electo Representante a la Cámara por la Lista de la Decencia6. Y concluye de manera contundente: “Nos han gobernado cuarenta familias, y hoy somos un país con unos siete millones de familias. Esto no es democrático (…) Se supone que todos tenemos derecho a elegir y a ser elegidos, pero en la práctica muy pocos tienen la oportunidad”7.

Como es de público conocimiento, el 27 de mayo del año en curso se efectuará la primera vuelta de la elección presidencial para el período 2018-2022. Para tal efecto, el tarjetón electoral incorpora ocho fórmulas presidenciales y una opción uninominal. Las fórmulas en referencia son el producto de acuerdos, alianzas o coaliciones de tipo electoral que construyen partidos o movimientos políticos de diversa orientación ideológica con la finalidad de ocupar la Presidencia y la Vicepresidencia -máximos cargos de la Rama Ejecutiva del Poder Público-, esto es, la jefatura del Estado.

Fórmulas Presidenciales

*Coalición #Mejor Vargas Lleras

Germán Vargas Lleras (Partido Cambio Radical) – Juan Carlos Pinzón (Partido Conservador)

Ubicada a la derecha del espectro ideológico, esta coalición cuenta con uno de los candidatos presidenciales con mayor opción de ocupar la Casa de Nariño: Germán Vargas Lleras. Ello en virtud de factores tales como: candidatura del Establecimiento nacional e internacional; apoyo en la estructura de las tres ramas del poder público -es decir, lo que en términos coloquiales se conoce como maquinaria –; amplia disponibilidad de recursos económico-financieros; experiencia en la ejecución de responsabilidades claves en el aparato del Estado. No obstante, es objeto de fuertes y argumentados cuestionamientos por su política de alianzas con grupos políticos y personas naturales y jurídicas incursos (as) en la comisión de delitos de un amplio espectro que van desde delitos de causa común, hasta graves violaciones de los Derechos Humanos. En las pasadas elecciones legislativas del 11 de marzo, Cambio Radical incrementó notablemente su representación tanto en Senado como en Cámara de Representantes, potenciando de esa manera la estructura de su maquinaria legislativa y, en consecuencia, ampliando el margen de posibilidades de llegar como titular a la Casa de Nariño -en la lógica del clientelismo que caracteriza el ejercicio de la función pública en el país-.

Con relación a la plataforma programática de la coalición en cuestión, debe resaltarse su clara orientación neoliberal, materializada en la implementación de medidas atinentes a economía extractiva de enclave, castigo a las rentas del trabajo en beneficio de las rentas del capital, política monetaria y fiscal a favor del gran empresariado nacional y multinacional, progresiva desindustrialización y fortalecimiento del sector terciario de la economía, entrega de los recursos naturales a las corporaciones internacionales vía contratos leoninos, defensa de los intereses del capital financiero e inmobiliario nacional e internacional, estímulos fiscales a la Inversión Extranjera Directa (IED), entre otras. Es de señalar la posición pérfida de esta coalición frente a los Acuerdos de Paz con las FARC-EP, y su negativa a continuar la negociación política con el Ejército de Liberación Nacional (ELN), en una hipotética Jefatura del Estado.

*Coalición Centro Democrático

Iván Duque Márquez (Partido Centro Democrático) – Martha Lucía Ramírez (Partido Conservador)

Así pretenda presentarse como opción de centro en el panorama político-electoral colombiano, esta coalición representa a cabalidad los intereses de la ultraderecha acaudillada por el expresidente y reelecto Senador Álvaro Uribe Vélez. Si bien es cierto el Partido Centro Democrático obtuvo una victoria en las pasadas elecciones legislativas que lo ubica como primera fuerza en el Congreso Nacional, no es menos cierto que los resultados estuvieron muy por debajo de las expectativas del Partido y del Senador Uribe Vélez, lo que hace de su triunfo una victoria pírrica. Elemento adicional importante para esta Coalición de ultraderecha fue la consulta en que se ungió a Duque Márquez como candidato presidencial, toda vez que acopió unos seis millones de votos, los cuales, en teoría y según estimativos del sector del Establecimiento que lo apoya -en un ejercicio de arrogancia del poder nada extraño en él-, ubican desde ya a la fórmula Duque-Ramírez en la segunda vuelta presidencial. La catadura extremo-derechista de Duque es evidente, incluso, para los medios internacionales: “Duque se define como un ‘extremista de centro’, lo que parece un truco calcado de Emmanuel Macron en Francia. Aunque él quiera aferrarse a esa etiqueta, sigue rodeado de la derecha colombiana más tradicional. De hecho, su posición en las encuestas se disparó cuando fue respaldado por reaccionarios conservadores (…) adversos a la sociedad liberal en la que Colombia se transformó desde la Constitución de 1991”8. Y se anticipa un probable escenario: “Si es elegido, Colombia podría tener un retroceso en su legislación de derechos civiles, de género, de aborto y, claro está, en el incipiente y necesario debate sobre la legalización de drogas iniciado por el presidente Santos”9. En el marco de la propuesta política de la Coalición Centro Democrático, es claro que su plataforma programática no difiere en lo sustancial de #Mejor Vargas Lleras, es decir, el fundamento neoliberal y globalizador es el común denominador entre ellas, y son ante todo de tipo formal las diferencias que puedan existir. Es así como en lo relativo a política tributaria, se delinea la “Propuesta #82: Simplificaremos el sistema tributario para empresas y personas naturales, con tarifas competitivas, mínimas distorsiones y digitalización total de las plataformas tributarias con automatización de procesos de devolución”10. En tal orden de ideas, se traza en perspectiva la “Propuesta #105: Entregaremos 10 años de incentivos tributarios para inversiones productivas que generen empleos permanentes y de calidad”11. En lo atinente a desarrollo del campo y la estructura de la propiedad de la tierra, se propone la implementación de las políticamente muy discutibles Zonas de Interés de Desarrollo Rural y Económico (ZIDRES), al perfilar la “Propuesta #107: Transformaremos el campo con articulación de agroindustria con pequeños productores, seguridad jurídica a la inversión productiva y protección a la propiedad (titulación transparente) y acceso a la tierra (tenencia de buena fe)”12. Los anteriores datos, y un acertado ejercicio de política comparada en la programática de las coaliciones aludidas eximen de mayores comentarios en la caracterización de ellas. Cabe señalar que la Coalición Centro Democrático, de asumir la Jefatura del Estado, hará todo lo que este a su alcance para revertir los Acuerdos con las FARC-EP y terminar las conversaciones con el ELN.

*Coalición Colombia

Sergio Fajardo (Movimiento Compromiso Colombia) – Claudia López (Partido Verde).

Esta Fórmula Presidencial es producto de un acuerdo político entre Compromiso Colombia, Partido Verde y Polo Democrático Alternativo. Si bien en las primeras encuestas de opinión el candidato Fajardo estuvo encabezando las cifras de intención de voto, sus niveles de favorabilidad han caído ostensiblemente al punto de flexibilizar su posición inicial de no considerar alianza política alguna de cara a las dos vueltas presidenciales. En el ámbito ideológico, la Coalición Colombia (COCO), ha propendido por posicionarse ante los electores como una opción de centro, para lo cual Sergio Fajardo ha expuesto un discurso moderado catalogado en diversos sectores como vago e impreciso, proyectando una imagen política de candidato débil y sin propuesta concreta. Debe hacerse precisión acerca de que defiende sin cortapisas los Acuerdos de Paz con las FARC-EP, pero de igual manera lo hace con la empresa privada. La plataforma programática de la Coalición Colombia se funda en siete principios orientadores, y articula tres grandes pilares, un plan de reactivación y siete proyectos estratégicos. Los tres grandes pilares son13:

*Desarrollo productivo: sofisticar, diversificar y mejorar la eficiencia del aparato productivo colombiano.

*Política social: condición para permitir la igualdad de oportunidades.

*Responsabilidad económica: los recursos recuperados de la corrupción irán a Educación, Ciencia y Tecnología y Cultura.

Visto esto, es pertinente preguntarse: ¿se puede ser más gaseoso en términos políticos y de cara a una elección presidencial?…

Para finalizar este apartado, es de señalar que análogamente a las fórmulas presidenciales ya vistas, esta no continuará la negociación política con el Ejército de Liberación Nacional (ELN).

*Coalición Petro Presidente

Gustavo Petro (Colombia Humana) – Ángela Robledo (Alianza Verde)

Si bien es cierto el candidato presidencial Gustavo Petro ocupa el segundo lugar en la intención de voto de las últimas encuestas, no es menos cierto que es casi imposible que el Establecimiento colombiano permita su llegada a la Casa de Nariño como presidente de la República. Eso se evidencia en los medios de comunicación que ofician como sus cajas de resonancia: “Aunque Petro produce titulares llamativos y ostenta una posición privilegiada en las encuestas, es poco probable que gane la presidencia. En agosto de 2017 Gallup reveló que solo el 36% de los colombianos tiene una imagen positiva de Petro (…) El temor de que Colombia se convierta en Venezuela es una afirmación frecuente entre varios grupos políticos, y ya ha echado raíces entre la población mayoritariamente conservadora”14. En un escenario de segunda vuelta, en el que primarán las alianzas, tampoco es visto como ganador: “es poco probable que Petro logre unir distintas corrientes electorales en torno a una candidatura, teniendo en cuenta sus ideas de izquierda y cercanía con el nacionalismo económico. Es más probable que una opción centrista logre reunir distintas fuerzas políticas y ganen en segunda ronda”15. Es claro que el Establecimiento jamás admitirá -como nunca lo ha admitido- un riesgo existencial. Eso está más allá de cualquier duda razonable. No menos claro es que en el hipotético caso que accediese a la instancia presidencial, Gustavo Petro no acometería transformaciones estructurales radicales toda vez que eso no está en su fundamentación ideológica -ni lo ha estado nunca-. Su divisa podría ser el gatopardismo: que todo cambie para que nada cambie.

Con mínimas -por no decir nulas- posibilidades presidenciales están:

*Coalición Partido Liberal- Partido Alianza Social Independiente

Humberto De La Calle Lombana (Partido Liberal) – Clara López (Partido Alianza Social Independiente).

*Coalición G.S.C. Poder Ciudadano

Piedad Córdoba Ruiz – Jaime Araújo Rentería

*Coalición Partido SOMOS

Viviane Morales – Jorge Leyva

*Coalición Movimiento Político Todos Somos Colombia

Jorge Trujillo Sarmiento – Fredy Obando Pinelo

*Opción Uninominal

Partido de Reivindicación Étnica PRE

Promotores Voto en Blanco.

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1López Segrera, Francisco (2016). América Latina: Crisis del Posneoliberalismo y Ascenso de la Nueva Derecha. Buenos Aires, Argentina: Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO).

2Giraldo, Fernando y Muñoz, Patricia. (2014). Partidos políticos en Colombia: evolución y prospectiva. Bogotá, Colombia: Fundación Konrad Adenauer. p. 15. Disponible en https://www.kas.de/wf/doc/kas_37740-1522-4-30.pdf?140514175231

3Ibídem

4Misión Electoral Especial. (MEE, 2017). Reforma Política y Electoral en Colombia. Bogotá, Colombia: Impresión John Edison Montañez. Disponible en: colombia.nimd.org/wp-contect/uploads/2017/04/BORRADOR-MEE.pdf

5MEE (2017).

6Alvarado, Sinar. (2018). Las dinastías del poder en Colombia de cara al 2018. The New York Times. Disponible en http://www.nytimes.com/es/2018/03/19/las-dinastias-del-poder-en -colombia-de-cara-al-2018/?em_pos=large…

7Ibìdem

8Colombo, Sylvia. (2018). Lo que Colombia necesita de Iván Duque. The New York Times. Disponible en: https://www.nytimes.com/es/2018/04/02/opinion-colombo-ivan-duque.colombia-elecciones/?em_pos=small&emc=edit…

9Ibídem

10https://www.ivanduque.com/propuestas/6/82empleo/simplificaremos…

11https://www.ivanduque.com/propuestas/9/105/agro/entregaremos…

12https://www.ivanduque.com/propuestas/9/107/agro/transformaremos…

13https://www.sergiofajardo.co/2018/03/propuesta-economica-sergio-fajardo/

14PORTAFOLIO. (2018). ¿Por qué no habría cambios sustanciales en el modelo económico de Colombia luego de las elecciones? Disponible en: https://www.portafolio.co/economia/gobierno/elecciones-no-cambiaran-modelo-economico-515153

15Ibídem


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